En los últimos años, las instituciones de la UE se han interesado cada vez más por el desarrollo sostenible de la industria alimentaria. En el marco del Pacto Verde Europeo y del planteamiento “de la granja a la mesa”, la Comisión Europea y el Parlamento Europeo están estudiando los problemas de la producción de alimentos y su impacto en el medio ambiente y la biodiversidad.
Una de ellas es el uso de pesticidas. Los plaguicidas son productos químicos utilizados por los agricultores para prevenir plagas y enfermedades y aumentar la productividad de las tierras de cultivo. Han formado parte del sistema europeo de producción de alimentos durante décadas, alimentando a cientos de millones de personas.
En los últimos años, sin embargo, se han visto algunas voces que abogan por una reducción en la utilización de estos productos, argumentando que su uso excesivo es perjudicial para los ecosistemas y la salud humana. Esto se refleja en la estrategia “de la granja a la mesa”, cuyo objetivo es reducir su empleo en un 50% para 2030.
✔️ Inquietud entre los agricultores
Durante años, los agricultores han estado observando estos mensajes con gran preocupación. Los productos fitosanitarios son herramientas que se usan en campo porque son necesarios y solucionan problemas de producción, por lo que reducir su utilización sin brindar alternativas y sin analizar los impactos de las medidas, genera muchas dudas entre sus usuarios.
El Comité Económico y Social Europeo (CESE), órgano consultivo de las instituciones europeas que agrupa a representantes de la sociedad civil, obtuvo una mayoría abrumadora a favor (175 a favor, 3 abstenciones, solo uno en contra).
El dictamen de ayer no cuestiona el objetivo de reducir el uso de plaguicidas, sino que pretende “facilitar” la intención de la Comisión y el Parlamento de definir un “periodo de transición adecuado” y analizar la situación específica de cada Estado miembro y sector.
El ponente José Manuel Roche, secretario de Relaciones Internacionales de Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos, estima que “hay que producir ahora sin poner en peligro la producción futura. Europa debe colaborar con los agricultores para garantizar una producción de alimentos inteligente y sostenible”.
El documento aprobado por el Comité subraya la importancia de la soberanía alimentaria para Europa, especialmente importante a la luz de la guerra en Ucrania y del cambio climático. Europa no puede permitirse reducir la producción, lo que disminuiría el empleo de los pesticidas existentes y aumentaría el precio de los alimentos.
El CESE aboga por soluciones científicas e innovadoras, como variedades más resistentes, semillas certificadas, agricultura sostenible, nuevas tecnologías genéticas, agricultura ecológica, rotación de cultivos, tecnologías digitales y gestión de las plantas, para “lograr con éxito la transición a un modelo de bajo uso de plaguicidas”.
Las conclusiones reconocen la importancia del asesoramiento técnico sobre el uso de plaguicidas y del refuerzo del papel de las asociaciones y cooperativas de agricultores.
También pide que se tenga muy en cuenta el principio de reciprocidad en los acuerdos alimentarios con terceros países para mantener la competitividad del sector agrícola europeo y garantizar unas relaciones comerciales justas. El dictamen sobre el uso sostenible de los productos fitosanitarios no es vinculante, pero la Comisión deberá tenerlo en cuenta tras su publicación en el Diario Oficial de la UE.